jueves, 2 de julio de 2009

CartA de SuicidiO

Me llamo Farson, y voy a suicidarme. Esta es, por tanto, mi carta de suicidio, mi último mensaje al mundo. Cuando termine de escribir, tomaré un bote entero de demerol, junto con lo que será mi último vaso de agua. Me acostaré en la cama y escucharé en mi reproductor de música el nocturno número dicinueve de Chopin. Poco después de que suene el último do, habré muerto.



Trabajaba en una empresa que fabrica juguetes. Era administrativo, me encargaba de la correspondencia, las llamadas, los recibos, los recados y otras muchas cosas. Tenía una oficina donde atendía al público, donde estaba mi teléfono, mi ordenador y mi naranjo-bonsái. Aunque eso era hace meses. Con el tiempo, ya no era tan útil para la empresa, y empezaron a rebajarme responsabilidades. Me quitaron el teléfono, y ya no atendía llamadas. Me cambiaron de oficina a otra más oscura donde ya no atendía a los clientes. Me quitaron el ordenador y ya no podía llevar la contabilidad. A mi nuevo despacho, me llevé la grapadora y el naranjo-bonsái. Empecé a servir cafés. He estado dos meses poniendo grapas y sirviendo cafés. La realidad es aplastante. Soy un verdadero inútil, un verdadero estorbo para la empresa para la que he trabajado durante años. Sé muy bien que sigo ahí porque no quieren pagarme el finiquito. Más barato les sale dejarme estar como un trasto más.



Vivo en un piso de alquiler, que comparto con otra persona. Se llama Fede, y le llamo amigo, y lo es. Vivo con él, con su gata, y con sus temporales novias con las que está. A mi parecer, se trae a chicas para tirárselas en su cuarto con demasiada frecuencia. Lo que para él es una noche de diversión, para mi son caderas que golpean una pared que coincide con la mía, son gritos y otros ruidos, son celos y envidias que no me dejan dormir. Fede es buena persona, pero con muy poco tacto para conmigo. Me cae bien su novia actual. Le gusta la misma música que a mi, hablamos a veces. Siento mucho esto por ellos. Van a ser los primeros que me encuentren.



Fede me presentó a una amiga suya, Amie, mientras nos tomábamos algo en un bar. Cuando hace esas cosas aumenta mi sensación de ser un completo idiota, un completo inútil. Aunque yo le sigo el juego y pongo esa pizca de esperanza en la chica. Pienso que si alguien puede conocerme, puedo llegar a gustar. Aunque mi autoestima no es, precisamente, brillante. Aquel fue un momento verdaderamente incómodo para mi, y más incómodo fue cuando Fede se alejó dejándonos a mi y a Amie solos. Yo no soy nada interesante ¿De qué iba yo a hablar a esta chica? Pues bien, poco hablamos, como es habitual. Aunque ya entrando al final de la "conversación", es decir, cuando los dos decidimos que ya estaba bien, me dijo que le gustaba pintar retratos... y que quería pintarme a mi. No sé, tal vez sí quería conocerme. Hace poco le compré una pulsera de hilos, pensaba dársela la semana que viene, que es cuando habíamos quedado para que me retratara. Va! yo no tengo valor para esas cosas.

Hace unos días, volví a casa enfadado del trabajo. Insinué a mi superior que yo podía llevar las cuentas del muevo juguete que iban a fabricar. Me dijo muy secamente y sin mirarme a penas que le trajera otro café y que me fuera a regar mi naranjo-bonsai. No es que no lo hubiera hecho otras veces, pero ese día yo estaba especialmente sensible. Volví a casa, y allí estaba Fede y su gata en pleno celo. Él enseguida supo que me pasaba algo y me ofreció una cerveza. La rechacé con un "NO" odioso. Odioso por cómo sonó y por como me sentí. Me senté en el sofá y encendí la televisión. Puse cualquier canal sin interés. La gata se acercó a mi y me lamió la mano. Quería mimos y caricias. Me aparté. Ella volvió a insistir. Tardó muy poco en consumir mi paciencia. Le grité gata idiota, y le di tal golpe con el brazo que salió volando por encima del respaldo y golpeó una lámpara que calló y se rompió. La gata maulló asustada y fue a refugiarse tras su amo. Nada me duele más que liberar mi furia con quien no se lo merece. Eso me hizo más que agravar mis sentimientos negativos. Me hizo sentir más miserable que nunca. No hice la más mínima señal de arrepentimiento. Ese día Fede discutió conmigo. No le hice caso y me fui de casa como vine. Ese día, mientras estaba sentado en un banco del parque en soledad, decidí escribir esta carta.

Quisiera decirle cuánto lo siento. No se merece que yo le haga esto... Pero soy tan cobarde. Y Amie... Hay tantas cosas que...

"Farson se dio cuenta de que aun habían unas pocas cosas que podría hacer. No podía abandonar todo eso sin más. Con la perspectiva de la muerte, Farson de olvidó del miedo y de la vergüenza. Consiguió disculparse ante Fede, y quedar después con Amie, la que le recomendó que abandonara de una vez su trabajo y se buscara otro. Estuvo demasiado ocupado haciendo todo eso para recordar que tenía una carta de suicidio a medias, mientras su vida se tornaba de un color azul precioso que ya había sentido antes. Continuó.

...meses después, de nuevo la vida no le ofrecía lo que sus deseos querían. Nada tan simple como una montaña rusa"

Me llamo Farson, y voy a suicidarme. Esta es, por tanto, mi carta de suicidio, mi último mensaje al mundo. Cuando termine de escribir, tomaré un bote entero de demerol, junto con lo que será mi último vaso de agua. Me acostaré en la cama y escucharé en mi reproductor de música el nocturno número dicinueve de Chopin. Poco después de que suene el último do, habré muerto...

miércoles, 1 de julio de 2009

Taluego!

Hoy escribo para tí y en tu honor. Porque te lo mereces y porque te lo has ganado. He aquí esta página de mi libreta negra, que es tuya. Pero atiéndeme bien, porque aunque sólo sea una breve página, es tan buena como todas las demás. Sí, es una página de las buenas. Me gusta pensar que es como una sonrisa. No despreciamos ni una sola sonrisa porque las saboreamos como lo que son... UNICAS.

Has escuchado mi "sol, fa#, sol; si, do, si" de una forma especial. Porque no toco con las manos, toco con el corazón, y eso lo entendiste muy bien.
He escuchado la armonía que surgía en lo profundo de tu garganta y eso no lo olvidaré jamás.
Yo me hacía el duro y tú mirabas mi entrecejo.
Te escuchabas con tu escucha-latidos-oscultómetro (jeje) y sonaba tan fuerte -- Será porque tienes un corazón muy grande y hermoso. Será porque quiere hacerse oír.
Deja que suene!
Taluego!!!!!!