lunes, 30 de agosto de 2010

Este mismo, parece cortito.

    ¿Qué libro cogeré esta noche para leer? A ver… Este mismo, parece cortito.

Érase una vez, una niña pequeña que siempre llevaba puesto al salir de su casa una capa roja con capucha. “No te olvides tu capa hija, no quiero que te resfríes”, le decía siempre su madre. Por eso, todos en el pueblo la llamaban “Caperucita Roja”.

      Este cuento me suena.

Una día, su madre le pidió a Caperucita Roja que llevara una cesta con comida a su abuela, que vivía en una pequeña casa en las afueras del pueblo. Para llegar hasta allí, la niña tenía que recorrer un camino que rodeaba un bosque bastante denso y peligroso…
…Para llegar hasta allí… un camino que rodeaba un bosque bastante denso y peligroso. Cogió la cesta que le dio su madre, se puso su capa, y salió fuera de casa, no sin antes escuchar un sabio consejo de su madre: “No se te ocurra salir del camino para llegar antes a casa de tu abuela, que sabes que el bosque es peligroso”.

     Deja a la niña divertirse un poco.

…que sabes que el bosque es peligroso”. Así, Caperucita tomó el camino como le había dicho su madre.
…tomó el camino como le había dicho su madre…
…como le había dicho su madre. Pero, poco después, decidió salirse del camino para atajar por el bosque, ya que así llegaría mucho antes a casa de su abuela.
El bosque estaba oscuro, pero eso a Caperucica,… Caperucita, no le importaba. De repente, oyó unas ramas romperse bajo unas patas pesadas.
 “¿Quién hay ahí?” Dijo Caperucita. Y con un gran salto, un enorme lobo de pelo negro aterrizó en medio del sendero por donde iba tan tranquilamente la niña…
…un enorme lobo de pelo negro… aterrizó
…un enorme lobo de pelo negro aterrizó en medio del sendero por donde… iba tan tranquilamente… por donde iba tan tranquilamente… la niña… por donde iba…

     Mejor lo dejo para mañana.
Buenas noches.

domingo, 29 de agosto de 2010

mirando arriba

De repente miré por la ventana, y como si nada, tomé todos mis trastos y el trípode con sus ejes y los coloqué en posición de observar. Sin pensarlo dos veces, cogí mi lente de 4 mm y la coloqué en su soporte. La inclinación del telescopio, los tornillos que sostienen las lentes, y las manivelas (rugientes por la falta de uso y de aceite), todo eso, tomaba su posición correcta bajo mis manos como despertando de un letargo, una afición dormida que renacía de la nada, pero que nunca se olvida.
Miré por la mirilla y me di cuenta, a mi pesar, de que estaba rota, y de que no podría mirar nada a través de ella por mucho que girara el tornillo de posicionamiento. Sabiendo de sobra que no conseguiría enfocar aquel pequeño punto con la lente de 4 mm sin la ayuda de la mirilla, la cambie en dos segundos por la lente de 20 mm. Dos movimientos arriba y abajo, y conseguí verla a través del tubo. Podía verla más grande, pero, como bien sabía, no era suficiente para mi. Antes de que el movimiento de la tierra la hiciera desaparecer de mi pequeña ventana para mirar, cambie de nuevo a mi lente de 4 mm. Miré, y sólo había un borrón. Giré la rueda para enfocar, y allí estaba.
Mi venus.
Como una enana luna menguante. Aunque yo sabía que en realidad estaba en fase creciente, pero mi telescopio es así, le da de vueltas a todo.
Así pues, venus se encontraba cientos de veces más cerca, entendiendo así que no era simplemente otro punto más de luz allí arriba. Hacía tanto tiempo que no sentía esto... Pude parecer un poco tonto, observando aquel enano objeto descender por el horizonte.

sábado, 14 de agosto de 2010

de los buenos...

Dejando de lado aquella abstracción de ideas que hacían de un punto de luz una maraña nubosa de ideas infinitesimales, para centrarme en la simplificación que cada persona individual hacemos, es decir, la dualidad, y motivado por "La carretera" y "Qué bello es vivir", libro y película correlativamente,
    decidí ...
      ... aunque ello supusiera creerme parcialmente arrogante por dar cierta mi dualidad.
      ... imaginando que veía mi vida desde fuera, como un libro, o una película.
    decidí ...
      ... teniendo en cuenta que cada momento se repite una otra y vez en la eternidad.
      ... pretendiendo crear a mi alrededor un aura de bienestar.
    decidí ...
      ... con cordura o sin ella, como un patoso o una potencia de las finanzas.
      ... con lástima, con muerte y con lo que fuera, pero siempre con bondad.
    decidí ...
      ... aunque ello supiera la negación de realizar mis deseos.
      ... aunque a mi alrededor se desate el miedo, el odio y la absoluta destrucción de todo.
    decidí ...
      ... aunque sepa que jamás recibiré nada a cambio.
      ... aunque me sienta perdido y solo.
    así pues, decidí...
...que yo siempre sería de los buenos.
Quiero una maleta así de grande!!!!
-Tienes que hablarme.
-Vale.
-[...]Mi deber es cuidar de ti. Mataré a cualquiera que te ponga la mano encima. ¿Lo entiendes?
-Sí.
         Se quedó allí sentado con la manta por capucha. Al cabo de un rato levantó la vista:
-¿Todavía somos los buenos?,-dijo.
-Sí. Todavía somos los buenos.
-Y lo seremos siempre.
-Sí. Siempre.
-Vale.

miércoles, 4 de agosto de 2010

20 minutos

Era la noria de las cosas que pasan. Sentadito en la cabina me encontrada, observando las colinas del horizonte -qué bonito, ohhh- cuando de repente notaba que mis tripas, atraídas hasta ahora por los testículos como un imán, eran atraídas de repente por mi caperola pelada. "Ya no!" Decíase cual topo aburrido en su madriguera "Ya no! Pues aun pretendía observar desde un poquito más alto. Como desde abajo o desde arriba de un taburete, un poquito más alto aun pretendía." Un deseo ¿deseo? no deseado / cuidado con. Como un imán, así dicen es como sucede. Y de repente todas las cosas malas. Como un imán. Incomprensibles taluegos adiosados por la fortuna. Otra cosa más que archiva el topo en su madriguera, el documento 23.5 de casos cerrados por atontamiento y locura del sujeto a observar. Siempre incomprensibles, incomprendibles (ya, no existe), tortuosas y dolorosas decisiones que hacen al ser humano tan blanco/negro/inclasificable, extraños los conocidos, molestos los queridos.
 Irremediable.