lunes, 19 de abril de 2010

Los Guardianes del Faro



Sí, estamos en bañador. Sí, seguimos siendo unos guerreros!
NO PODRÁN PASAR!!
(fabulosa obra conjunta de Jose y mía, XD)

domingo, 18 de abril de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Leyendas III: Mauron.

Mauron.
El océano se dividía en dos ante los ejércitos de la Alianza. Delante, surcaban el mar barcos con duros cascos de proa y ballestas de largo alcance, listos para hundir al enemigo. Detrás, los barcos de transporte iban repletos de valientes guerreros, hoplitas, que defenderían sus tierras hasta el final. La historia los recordaría como los “dementes”.
En el horizonte empezaron a divisarse unas altas columnas de humo entre gris y verde, y las altas torres de piedra negra. Eran las Tierras Fétidas que gobernaba Mauron con mano de hierro. Los hoplitas estaban ansiosos por la batalla.
Vieron venir de allí un pequeño bote. En él venía un hombre-orco vestido de tela verde. Su pelo era largo y grasiento, y sus ojos inyectados en sangre. Habló con voz gutural, apenas entendible: “Marcharos de aquí, nadie ataca a un siervo del Crim”. El general de los hoplitas preguntó: “¿Quién eres?”“Soy un diplomático a las órdenes de Mauron, y vengo a informaros de qué debéis marcharos, y de que El Supremo os va a dar una oportunidad, si os unís a él”
Entonces, el diplomático murió debido a las flechas que atravesaron el aire desde los barcos de Ende. Un grito de júbilo por parte de los hoplitas, que siguieron su marcha.
De repente, el mar se volvió burbujeante, y luego bravío, tanto que los barcos de guerra empezaban a perder el control. Nadie entre los guerreros del Superior Guarda ni Belo sabían qué estaba ocurriendo. Unos brazos con tentáculos, enormes, salían a la superficie y rodeaban los barcos. Los guerreros gritaban e intentaban cortarlos. Pero por muchos brazos que cortaban, otros aparecían detrás. Los brazos empezaron a girar bajo el agua, y formaron pronto un remolino. Tan poderoso era, que hacía girar los barcos hasta su centro, y los hundió en la inmensidad del fondo, destrozándolos y ahogando a sus tripulantes. Esta horrible visión fue recibida por los barcos de transporte de la Alianza que se encontraban aún lejos, más atrás. Entendieron que ese era un gran poder que no ponían superar, y dieron la vuelta con el resto de supervivientes, de vuelta a Tanoutia.

Llegaron al anochecer, pero no vieron alejarse las columnas de humo que seguían detrás en el horizonte. Temían por una represalia. Los guerreros desembarcaron y dieron las malas nuevas a sus ciudadanos, pero luego no se fueron a dormir. Ocuparon sus puestos de guardia.
A media noche, sonó un cuerno en la oscuridad. Un rugido que invadió las ciudades y el alma de los guerreros habitantes en la ciudad del Superior Guarda y Belo. Se escuchaba el sonido de unos potentes engranajes que hacían una labor. Se escuchó un latigazo, muy alto y claro. Después, silencio. Dos segundos después, un grave suspiro, seguido de un trueno devastador, una enorme piedra bañada en fuego chocó contra las murallas y las derribó. Todos estaban paralizados en Tanoutia.
Una sombra de orcos apareció por el hueco en la muralla, y ahora corrían libres por la ciudad. Sonaron más latigazos, y más truenos. Las piedras destrozaron los fuertes y las despensas con mucha velocidad. Los guerreros plantaron cara a los orcos, pero ellos eran muchos, y tenían potentes criaturas surgidas de algún abismo oscuro que luchaban de una forma devastadora que los hoplitas no llegaron a entender. La destrucción asoló ciertas ciudades en Tanoutia. Las redujo a escombros. Tal era el poder que Mauron todavía ostentaba.
Las tropas de Mauron volvieron a su tierra con todos los recursos de los que disponía la Alianza, y con muchas muertes en su lista.
Belo pudo huir a tiempo a otra ciudad de la Alianza. Pero el Superior Guarda murió.
La sangre de los guerreros del Superior Guarda se mezcló con las cenizas que produjo el fuego. Cuenta la leyenda, que el odio dio vida a aquella sangre entre la tierra, y de ella surgió un ser vivo con forma de humano, cuyo modo de vida era la venganza, que pronto comenzaría la reconstrucción de aquella perdida población. Este ser, sería el primero de una nueva generación de guerreros renacidos, y los gobernaría. Se hacía llamar, “El Homúnculo”.

martes, 13 de abril de 2010

post-tenerife

Hoy la melancolía fue la indiscutible compañera de un espíritu inquieto. Teníamos un mundo por descubrir y una vida de holgazanería y ocio típicas de un sueño, y ahora ya no tenemos nada de eso. Ahora tenemos horarios y asignaturas. Como siempre. Volver a la realidad es en ocasiones una PUTA MIERDA. Es levantarse de un sueño y pensar "POR TU FAMILIA, CINCO MINUTOS MÁS". Vaya ironía, con el absoluto desgaste que llevaba en el cuerpo. Pues bien es cierto que no me quedaría en Tenerife, pero sí con aquella vida en cualquier otro lugar. No contaré mucho del viaje, sólo que aquello es precioso, y que cumplí completamente algunos de mis más necesitados deseos. Unas fotos:



sábado, 3 de abril de 2010

Leyendas II: La defensa de Tanoutia.


La defensa de Tanoutia.

Tanoutia, una isla de sol y arenas blancas, era una gema en bruto, y requería de toda la energía de sus nuevos habitantes, el Superior Guarda, Belo, y el Papa de la Magia. Allí encontraron otra civilización que moraba en Tanoutia desde hacía milenios, que compartían sus tierras con los Zorros del Desierto que habitaban también allí. Esa civilización era conocida por acabar de extinguir a los dinosaurios que se escondían entre las montañas, y se dice que para sus emblemáticas construcciones usaron los enormes huesos de esos animales.

Muy pronto la alianza Ende entabló amistad con ellos, y establecieron un acuerdo de paz. Trabajaron juntos en la excavación de una nueva cantera de mármol aun sin explotar, que les permitió conseguir materiales que luego exportarían a la tierra natal de cada uno.

Pero no todos los habitantes de aquellas tierras eran amistosos. Al sur de Tanoutia, una increíblemente poderosa colonia de orcos analfabetos hacía estragos entre los de su alrededor. Con cierta frecuencia, batallones de orcos desembarcaban en la isla y saqueaban las ciudades primerizas. Estaban mandados por un dictador que llegó a su cargo por casualidad, porque la diosa Fortuna estaba probando los buenísimos vinos de la zona hasta que se le cayó a tierra el frasco del Líquido de los Dioses sobre su cabeza. El dictador amaneció un día al mando de aquellos miles de orcos. Era Mauron, Señor de las tierras Fétidas.

Ante esta peligrosa amenaza, la alianza Ende y los Extintores de Saurios decidieron emprender una acción. Primero, tomaron contacto con los superiores de Mauron, los Señores del Crim. Estos seres moraban en las entrañas de la tierra prácticamente desde sus principios y guardaban con celo sus propias fronteras. De nada sirvió aquella protesta, pues ellos no controlaban las decisiones de la diosa Fortuna y les advirtieron de que no atacaran a Mauron, o serían aniquilados.

Así, Mauron siguió germinando terror entre los Tanoutorianos. Pero Ende no había venido de tan lejos, distanciándose de sus seres queridos y de su tierra natal, sólo para rendirse. Fue entonces cuando Belo y el Superior Guarda decidieron, en contra de lo que les aconsejaban los Señores del Crim, ir a la guerra (El Papa de la Magia no podía estar con ellos, pues había vuelto a su tierra a tratar de repeler una batalla que ya estaba perdida).

Prepararon sus filas, y ante ellas había un hoplita, que les dio un mensaje que jamás olvidarían: Hemos venido aquí a cultivar nuestra propia tierra. Hemos venido aquí para ser libres. No vamos a dejar que usen nuestra isla ni a que se lleven el sudor de nuestra frente. Nuestro dolor es nuestro, y tiene un precio. Puede que ellos sean más fuertes. Puede que ellos sean más. Pero vamos a hacer que lo paguen con su sangre, porque nosotros, no tenemos miedo.

Y sin miedo, cargaron sus barcos de guerra y zarparon a la mar.