jueves, 31 de diciembre de 2009

2009-2010

Se va a terminar un año al que le he cogido muchísimo cariño. Todo empezó regular, pero ha acabado divinamente. Cada bocanada de aire la he tomado hasta el final, dejando que entrara en mi todo lo que ese aire llevaba, fueran cosas buenas o cosas malas. Me cuesta dormir, pero YA NO por el miedo a tener que levantarme al día siguiente, si no por las ganas que tengo de despertar y seguir con las mil cosas que siempre están rondando mi cabeza y que me encantan y las disfruto. Ya no me da pereza, ni siquiera ahora en invierno -que se está tan caliente en la cama y tan frío fuera- a despertarme y tirar las mantas a un lado y pensar "allá voy!". Y pienso que es ahora el momento para dar un agradecimiento especial a quien ha sido un magnífico detonante: Tayde. Cualquiera que haya hablado 20 min conmigo tiene que haber oído hablar de ella, XD. Y después vino la música, que no puedo creer cómo es posible que ocupe tantísimo de mi tiempo. Todo empezó hace mucho, en casa de alguien con quien me he reencontrado (también en este año), y a quien admiro muchísimo. Quien, además, me ha traído nuevas e inesperadas ilusiones. Nuevas propuestas para el 2010. Ende y piano -y guitarra y también batería. Además de tener los mejores amigos que podría esperarme. Un día hice una lista con lo que sería un amigo perfecto. Descubrí que ese amigo imaginario era una patata con lo que he podido encontrar aquí, en el mundo material. En el plano material -y disculpar si no os dedico todo el tiempo que merecéis, es difícil hacerlo todo- Que te salgan bien los planes, mola, que te salgan mejor de lo esperado, mola mucho más. Es genial llegar a casa de uno con las piernas cansadas, con el cuerpo cansado, con la respiración agotada. Y sobre mis deberes con la carrera, pues, ya hablaremos el año que viene, XD. Voy a coger mi canción favorita, "please, please, please, let me get what i want", y me voy a limpiar el culo con ella, porque otras muchas han ocupado su lugar durante este año 2009. Año que voy a acabar dejándome la vida, y como siempre debería hacerse, con mojito, buena música (tocada por mi, muajaja), los mejores amigos, y mucha, mucha energía y mucha ilusión. Va a ser maravilloso tomarme las últimas uvas con la hija de mi prima Irene, Aitana, que ha nacido hace dos días (no es una frase hecha) y del que además soy padrino. Es algo nuevo que crece y se hace fuerte en mi vida. Hasta con la familia- de la que siempre me he sentido un poco desapegado- me he sentido agusto últimamente. Qué bien me sienta decir a las personas que alguna vez dudaron de mi y me llamaron conformista -cuando ni siquiera entendían del todo qué significaba eso- mirar lo que tengo. Lo tengo TODO. Y todo, absolutamente todo, lo he conseguido yo.
Y por fin termino con lo que es mi primer post personal y directo de toda mi vida como bloguero. El primero y espero que el último, porque este no es mi estilo, jeje. Demasiado pastel tengo en la boca y al final vomitaré.
->PUES HOY TOCA DESANGRARSE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 25 de diciembre de 2009

Starlight

Emi saltaba al ritmo de Starlight. Salta al sofá y sobre una silla se impulsa y mira el aire que le golpea hasta llegar al techo con una mano agitada y salvaje que ha decidido coger las estrellas del cielo, allá arriba muy alto, bien alto, más alto que nunca. Emi giraba y giraba al ritmo de Starlight. Un talón sobre el suelo y sobre su doble par de calcetines no notaba el frío, cojín verde, cojín azul, lámpara del suelo, mesa de estudiar, puerta de salir y entrar, giraba Emi descontrolad@ con los brazos sueltos y otra vez cojín verde y azul, lámpara del suelo, mesa de estudiar y puerta de salir y entrar, el mundo giraba sin barreras. Emi gritaba al ritmo de Starlight. Su voz podría ser grave o aguda, débil o fuerte pero no le importaba porque no escuchaba, no oía, ni el sonido de su voz ni el sonido que había en la garganta muy al fondo de las almas que son tristes porque nunca encontraron un camino por donde ir. Emi había enloquecido al ritmo de Starlight, y ya no importaba nada, sólo Emi importaba, y Starlight, y su doble par de calcetines.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Cloud Connected

Los músculos de la espalda tiraban más de lo normal porque había levantado mucha carga sin sentido y sin ningún uso. Darse cuenta de eso le supuso también una carga para su cerebro, que ya lleno hasta arriba de planes que ocultaba, se cansaba y deseaba un inyección de insconsciencia y aturdimiento. Las piernas estaban casi consumidas por un esfuerzo hace poco realizado, y le obedecían lo justo para seguir sobreviviendo en esta ciudad de calles húmedas y frías, de calles resbaladizas. El mundo giraba continuamente y sus manos no se daban cuenta, porque no estaban allí, estaban en la fría dimensión del congelado junto con la punta de la nariz y la punta de los dedos. Tampoco se daba cuenta su olfato, abrumado y obnuvilado por una densa nube de material tóxico.
Pero todo el dolor desapareció. Todo dejó de tener sentido. Todo dejó de importar.
Y es que estaba sonando In Flames.

domingo, 13 de diciembre de 2009

GUERRERO

Un hombre se paró en la calle delante de una mujer, a la que había visto muchas veces. Le dijo lo que había en lo más profundo de su corazón: "Te amo". Ella le contestó con sinceridad: "Yo no te amo, pero te quiero, y te daré una oportunidad". Así encauzaron una relación, en la que había besos y sexo, en la que había compromiso, comprensión y confianza. Un año después, él le regaló por su aniversario algo que él sabía que ella deseaba. Entonces ella habló con lo más profundo de su corazón: "Yo también te amo". Ese día hicieron el amor, y los gritos de ambos perturbaron a todos aquellos solitarios y ansiosos.

Un guerrero se paró delante de su fila, alzó su escudo y su espada. Fue sincero consigo mismo, y se dijo lo que había en lo más profundo de su corazón: "Hoy moriré". Recordó los motivos por los que estaba aquí. Iba a defender su pueblo de los invasores que habían venido del otro lado del mar. El capitán de grupo levantó su estandarte y miró a todos y cada uno de sus soldados. Les habló con lo que había en lo más profundo de su corazón: "Hoy, todos moriremos". Gritaron, y su grito retumbó en las colinas y llegó a los oídos de los invasores, que temblaron, porque ellos tenían miedo, porque ellos no luchaban con lo que había en lo más profundo de su corazón.

A cada momento, él le regalaba su tiempo para escucharla, y ella, a cada momento, le regalaba un hueco en su mente donde poder comprenderlo. Dos años después, cada momento que ellos vivían aun formada parte del otro. Entonces, ella le explicó a él una necesidad que ocultaba hacía un tiempo: "Quiero tener un hijo contigo". Él no habló. Él se desnudó, y la desnudó, y no dejó que nada irrumpiera en lo que sería la culminación de un amor por el que tanto había hecho, por el que tanto había luchado. Dos meses después: "Amor mío, vamos a tener un hijo". Había llegado para él lo que sería el clímax de toda su existencia, la razón y el motivo por lo que había actuado en toda su vida. Pero el mismo día, la vida de ella había llegado a su fin. Su corazón había dejado de latir para siempre.

Animados por la furia y la convicción que invadía el corazón de todos ellos, comenzaron su carga brutal contra el enemigo. No había duda en sus caras, sólo confianza, y una sensación de desahogo, una energía que necesitaban expulsar de sus cuerpos. Es difícil perdonar a quien te roba algo, pero es mucho más difícil perdonar a quien intenta quitártelo todo. Así, la carrera hacia el fin de sus vidas no se produjo con titubeos, no se produjo con miedo. La carrera hacia el fin se produjo con pasión, pues había un motivo; se produjo con amor, porque había a quién defender. Se produjo con vida. Y al llegar a las filas enemigas, apuntaron con sus espadas a las cabezas, y las arrancaron, apuntaron con sus lanzas a los vientres, y los derramaron. Había sangre en su piel.

Cuando por fin él creyó, y entendió, que su amante había muerto, su respiración paró de pronto. Sus pupilas se encogieron hacia el interior aunque sus ojos se abrieron, queriendo mirar a ningún lado de este mundo. Su boca se abrió, y de ella quería salir un grito que no se produjo. Todos sus músculos se tensaron y actuaban por su cuenta. Había perdido el control de todo lo que se encontraba a su alrededor, y había perdido el control de sí mismo. Perdió su trabajo, su peso, su casa, y con el tiempo, también su familia y amigos. Aunque qué le importaban a él esas cosas, pues tenía la sensación de haberlo perdido todo. Cuatro meses después, se subió a lo alto de un edificio, de cuya caída jamás podría salir con vida.

Pero los enemigos también derribaban a sus adversarios. Ellos eran demasiados. Pero eso no amilanó al guerrero. La sangre salía de los cuerpos de sus enemigos, y también de los cuerpos de sus amigos. Vio morir a muchos que intentaron matarle antes, pero también vio morir a muchos de sus compañeros que le habían defendido. Él no tenía dudas, él luchaba por una razón. Y eso le dio la fuerza para romper muchas cabezas en cuyo interior no había motivos para estar allí. Su propio estandarte cayó a tierra. Su propio grupo cayó a tierra. Su propio escudo cayó a tierra. Y aun cuando toda esperanza cayó a tierra también, él jamás dudó, pues aun tenía su espada. Él jamás dudó, pues aun seguía con VIDA.

Él se encontró sentado en el peto que le separaba de la caída. Estaba destrozado por dentro, y eso cualquiera podría verlo por fuera. Sentía que su alma estaba rodeada de espuma, y se sentía envuelto en una oscuridad de la que no había conseguido salir. Pero hubo un destello y algo cambió en su mente. Se encontró con un recuerdo de ella, amándole. Se encontró con una energía que no sabía de dónde procedía, y le aparecieron unas ideas que hacían que su actitud fuera poco más que idiota. Pensó, que si fuera al revés, él no hubiera querido que ella hiciera esto. Se topó con una voz que le llamaba cobarde, por querer romper con su dolor en vez de enfrentarse a él. Fue de repente, cuando levantó sobre sus hombres y su espíritu el dolor grotesco que había estado destruyéndole. Superó esas fuerzas oscuras que le presionaban la garganta. Una energía que le recordaba que aun tenía oportunidad. A pesar del dolor, él no quería ser débil, no quería encogerse. A pesar de no tener nada, y a pesar de haberlo perdido todo. A pesar de haber olvidado el sentido de vivir. A pesar de haber sufrido como nadie debería sufrir jamás. A pesar de que lo más probable era que iba a continuar sufriendo. A pesar de todo eso, bajó del peto, y se dio otra oportunidad. Y es que él era un guerrero. Él aun seguía con VIDA.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Tú dónde pones la X, delante o detrás?

1. Hacer algo por un sueño es subir una escalera, llegar hasta arriba y tocar la campana. Deshacer el sueño es volver a bajar la escalera.

2. Hacer algo por un sueño es llevar una campana en la mano, y hacerla sonar continuamente.



Para explicar esto, voy a poner como ejemplo al amor, ya que nunca se pasa de moda. Para los quisquillosos, diré que no hablo del amor al arte, ni a la amistad, ni a la familia. Hablo del amor de pareja, como cónyuge, como sexo, confianza y convivencia. Usaré a una figurada y completamente inventada persona que esté sola y sepa estar sola. Las que no saben no pueden diferenciar entre el amor y la necesidad, así que no me sirven para nada en este caso.

APUNTE MENTAL: Supone un suplicio estar solo al que no sabe estar solo como supone un suplicio obligar a hacer divisiones a quien no sabe usar la calculadora, pero ambas pueden aprender.

Continuemos. Señorito solitario quiere ser feliz y realiza una lista con sus deseos y necesidades. Entre ellas escribe: "Encontrar el amor". Elegí este deseo de la lista porque es el más común y del que solemos avergonzarnos más, ya que no es fácil admitir que estamos solos, ni siquiera a los amigos, porque si admitimos eso a un amigo a veces suena a "Me siento solo, tú a mi no me haces compañía". Con todo esto, queda claro, no busca sólo compañía, ni sólo sexo, quiere las dos cosas. Esto le plantea un problema de nivel 3 (ver anexo 1 al final de esta entrada). Es aquí cuando entran en juego las dos ideas que puse al principio (ya lo explicaré). Hay que tener en cuenta que lo que aquí está en juego es la felicidad. Hemos hecho una lista con acciones, porque queremos ser felices. La felicidad es lo único que importa.

Llegado este momento, es hora de plantear soluciones concretas. Como nuestro problema es de nivel 3, en realidad no hay soluciones concretas (una chafada). Pero sí podemos diseñar una nueva lista, una con las cosas que podríamos concretar. Ahí va:
1. Hacerse una cuenta en alguna página de contactos de internet.
2. Hablar con la chica maja del otro día (Este problema es de nivel 1, pero nos puede ayudar a solucionar el otro problema)
3. Hacer deporte. Es importante sentirse bien con uno mismo.
4. Leer en voz alta para recuperar la confianza al hablar.
5. Apuntarse a algún club o cursillo para conocer gente nueva.
6. Salir más a menudo los fines de semana.

Habrían muchas más, pero esto es sólo un ejemplo de lista de soluciones posibles. No se pueden hacer grandes cosas, en verdad, porque si se pudieran no sería un problema de nivel 3.
Decidimos emprender el punto 1. Rellenamos el formulario, mandamos algunos mensajes a personas interesantes, y esperamos. Una semana después, ya estamos aborrecidos de la puta página de contactos y nos entristecemos. Aun así lo seguimos intentando, sabiendo que esto no nos resulta una tarea agradable. Aquí pues, la hemos cagado. Nos hemos olvidado de lo que queríamos conseguir... ¿Tener pareja? No,... Ser felices. También podría ser que encontráramos una pareja adecuada, pero esas cosas no suceden en este blog.

Queríamos subir la escalera para tocar la campana (opción 1 del principio) y nos hemos quedado a medias. Como no hemos tocado la campana, bajamos la cabeza y la escalera.
Ahora es el momento de volver a la lista de soluciones. Me decanto por la solución 3, hacer deporte. Si me apunto al club de tenis además emprendo la solución 5. Voy a entrenar dos veces a la semana, hago mis toques, me ducho, me miro al espejo y noto como cada día estoy mejor formado. Descubro una cosa maravillosa. No supone ningún esfuerzo psicológico para mi hacer deporte, es algo que me gusta y lo estoy disfrutando, al mismo tiempo que sigo abriendo puertas para un problema que es de nivel 3. Lo que estoy haciendo es algo muy importante. He optado por la solución 2 del principio, es decir, llevo una campana en la mano y la estoy tocando.

¿Qué ha pasado? Tenía una solución 1, que no funcionó, y la rechacé. Para mi fue fácil rechazarla, pero hay muchos cabezotas que se empecinan en hacer cosas que no les hacen felices. La correcta forma de pensar no es subir arriba para tocar la campana, es llevarla encima. Es buscar una solución cuyo desarrollo nos haga, por lo menos, sentirnos un poco mejor. Es poner la equis delante XD, y no detrás DX.
...
Es disfrutar con el camino.
...
Toda esta historia compleja para explicar algo tan sencillo. Y es que las cosas son sencillas, pero el proceso de asimilación de nuestro cerebro, es complejo.




ANEXO 1. CLASIFICACIÓN DE LOS PROBLEMAS EN FUNCIÓN DE LO DIFÍCIL QUE SEA ENCONTRAR UNA POSIBLE SOLUCIÓN.

1. PROBLEMAS SIN PROBLEMA: Aquí incluyo a los que en verdad no son un problema, ya que su solución es lineal (es decir, sigue una serie de pasos sin capacidad para ramificarse) y sencilla de realizar. Es decir, si tienes hambre, comes (en realidad, esta es una no solución, pero de esto no hablaré aquí). También incluyo aquí a los exámenes. Si suspendes un examen, lo intentas en la siguiente convocatoria. Y también dado el caso de que te guste una persona y tengas que decirle algo. Se lo dices y ya está.

2. PROBLEMAS CON SOLUCIÓN RAMIFICADA: Estos son los que la solución puede llevar a un inconveniente, es decir, a otro problema, y en los que hace falta tomar una decisión. Un ejemplo sería la operación de pecho. No te sientes bien con el tuyo, necesitas que te lo agranden. Posibles problemas: que te sientas avergonzada de cara a los demás, o que no tengas dinero. También incluyo el hecho de que no apruebes nunca los exámenes y tengas que dejarte la carrera. También si tienes cáncer, la solución es la quimioterapia.

3. PROBLEMAS CON SOLUCIÓN IMPRECISA: Estos son verdaderos problemas, cuando no hay una solución definida. Por ejemplo, cuando te sientes solo y necesitas a alguien, necesitas enamorarte. No hay una persona, no hay un camino. También cuando no sabes qué es lo que quieres. También cuando tu enfermedad es desconocida. También si piensas en suicidarte.

4. PROBLEMAS CON SOLUCIÓN EN LA ESPERANZA: Por ser tan grave, el problema consiste en sobrellevarlo y no en solucionarlo directamente, al menos en un principio. Por ejemplo, estar enamorado de alguien que no está enamorado de nosotros. Se podría solucionar directamente, con esperanza y mucha fuerza de voluntad. También querer liarse con un personaje famoso. También viajar a la luna. También tener una enfermedad para la que no se conoce la cura.

5. PROBLEMAS SIN POSIBLE SOLUCIÓN DIRECTA: La única solución es buscar alternativas y superarlo. Ejemplo, la muerte de una persona querida. El portátil se ha caído al suelo de un quinto piso y se ha hecho pedazos.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Nosotros.

No podemos decir que no seamos increíbles, ingeniosos e inteligentes, nosotros, que surcamos los oceanos y los cielos, que hablamos a distancia, que tostamos el pan, que construimos cosas tan maravillosas. No podemos decir que no seamos bellos, admirables y fantasiosos, nosotros, que creamos cosas donde antes no había nada, que escribimos sentimientos en la roca, en el papel y en el aire, que superamos los obstáculos aunque sintamos dolor, que no nos rendimos. No podemos decir que no seamos buenos, simpáticos y comprensivos, nosotros, que creamos sociedades, que sentimos por los demás, que lloramos por los demás, que ayudamos a los demás sin pedir nada a cambio. No podemos decir que no somos hermosos.



Tampoco podemos decir que no seamos desconfiados e irespetuosos, nosotros, que necesitamos un gobierno, que creamos cárceles, que hemos torturado, que nos hemos reído de los demás. No podemos decir que no somos ignorantes ni orgullosos, nosotros, que nos equivocamos miles de veces, que no admitimos nuestros errores, que llevamos con nosotros nuestros fallos. No podemos decir que no seamos crueles y egoistas, nosotros, que matamos por falsas creencias, que nos hacemos daño por dinero, que hacemos guerras y asesinamos a inocentes. No podemos decir que no somos horribles.



No podemos decir que no somos vida.

Mi gran secreto.

Hace una semana, conducía el coche de mi madre por la carretera que va desde Rojales a Guardamar. A la izquierda podía ver el huerto de mi abuelo, con su casita blanca de los domingos y los dos enormes pinos, uno a cada lado. Conducía a una velocidad desorbitada, todo lo que el coche de mi madre podía ofrecerme. Justo delante tenía el puente que cruza el Río Segura. Así pues, decidí que había llegado el momento de recibir una importante dosis de adrenalina. Para estos momentos, lo mejor es no llevar puesto el cinturón de seguridad. Nunca se sabe, así que yo nunca uso el cinturón. No venían más coches de frente. Una vez hube alcanzado el punto más alto del puente, di un volantazo, que podría haber sido algo más que brusco, y enfilé en coche directo a las barreras de protección del lado izquierdo de la carretera (según la dirección yo que llevaba). El coche derrapó y estuvo a punto de girar en campana, pero alcanzó su meta: La barrera, con la que se estampó brutalmente. Noté cómo las ruedas traseras se elevaban hasta el cielo, cómo yo me elevaba y me golpeaba contra el parabrisas, que no se rompió. El capó casi se disolvió, y la barrera dejó de ser tal. Pocas fracciones de segundo después, yo y el coche caíamos precipitadamente a las rocas del río. Antes de llegar abajo -aquello no era una montaña rusa, aquello era mil veces mejor- usé el control zeta.

Entrando en la rotonda donde puedo elegir entre ir a Torrevieja, a Guardamar, o volver a Rojales, se me ocurrió una idea genial. Cogí la salida que va hasta Torrevieja. En una de esas rotondas que hay de camino, habían dos prostitutas sentadas en una silla. Aparqué, y contraté a la que más me gustó. Se montó en el coche, y allí mismo hizo su trabajo, hasta que me quedé satisfecho. Cuando me dijo el precio, usé el control zeta.

Saliendo de la rotonda que me llevaba a Torrevieja, debajo del puente de la nacional, habían dos coches con guardia civiles. Dos de los agentes estaban parados al lado de la carretera. Uno de ellos llevaba una de esas tiras metálicas que sirven para arrojarlas a la carretera y cuando un coche pasa por encima, destroza los neumáticos. El otro llevaba una automática. Aceleré y conseguí llevarme por delante al que llevaba la tira metálica. Cuando empecé a escuchar tiros detrás de mi, usé el control zeta.

Por fin, llegué a la rutina de mi hogar.
Mi madre se asomó por la ventana para comprobar que el coche estaba entero. Me miró, orgullosa, de que su hijo tenga una vida recta y normal, dentro de unos márgenes, y que de que fuera feliz.

Si pudiera extraer a la realidad los poderes de la informática...

...Control Zeta.